Nací y crecí en California, viví en el Valle Central, la Costa Central, y he vivido en el condado de Mendocino, tierra de las tribus Pomo durante los últimos 24 años. Soy madre, esposahermana, educadora, comadre,  y partera Xicana. No me criaron sabiendo sobre partería y no imaginé tener mis propios bebés en casa hasta unos pocos años antes de quedar embarazada de mi primer bebé. Honestamente, ¡al principio pensé que la idea estaba fuera de este mundo!

A menudo soñaba con curanderos dándome baños y limpias con hierbas antes de saber nada al respecto. Sentí curiosidad y busqué cualquier información que pudiera encontrar sobre las curanderas y, finalmente, en forma de espiral, esa búsqueda me llevaría a la partería.

Los partos en casa y la partería se saltaron solo una generación en mi familia desde el principio de los tiempos. Recuperar la Partería comenzó con mi propio trabajo de sanación y experiencias de parto. Di a luz a mis dos bebés en casa, uno con una partera y el otro sin ayuda, libre, en las manos de su papá. Estas experiencias fueron increíbles, desafiantes e influiría profundamente cómo me muevo por el mundo, cómo recurro a mi poder, mi intuición y cómo confío.

Durante aproximadamente una década antes de dar un paso sólido en el camino de la partería, dirigí grupos en prácticas de encarnación, tambores, viajes, ritos de iniciación y transformación. Facilitar estos grupos, mi propio viaje de sanación y mis propias y poderosas experiencias de parto me llevaron a la partería. Me siento muy cómoda ayudando en los espacios liminales, e intermedios. Siempre siento un gran privilegio de cuidar a la gente y ser testigo de la transformación y el proceso de llegar a ser. Veo el embarazo y el nacimiento como una ceremonia, como un viaje sagrado, y hago todo lo posible para honrar este proceso y ofrezco mi ayuda y guía solo cuando es necesario.

Me encanta cuando las personas que dan a luz se involucran activamente en este proceso, de cualquier manera que vean y experimenten esta transformación, estoy aquí para ello. Estoy comprometida con la elección informada y la autonomía de los cuerpos de las personas durante el transcurso de su embarazo, nacimiento y posparto. Me encanta ver a las personas convertirse en padres y madres, y los bebés siendo bienvenidos por sus familias. Estoy muy contenta de poder caminar y ayudar a los que dan a luz y a sus familias mientras dan a luz a la vida.

Siento un llamado  a conectar con las familias que pudieron haber sido separadas de su linaje, que pueden no tener acceso a la atención de partería y que están a un simple paso de reclamar su derecho de nacimiento para traer vida al mundo, de manera autónoma, fisiológica, y alineándose con su voluntad.

 

En otra función relacionada, me desempeño como Directora Académica en el Instituto Nacional de Partería, una escuela de partería que capacita a la próxima generación de parteras. El curso de estudio y capacitación que ofrecen se acerca más a los modelos tradicionales de cómo se crearon las parteras, es decir, el estudio y el aprendizaje en la comunidad con parteras experimentadas como sus mentoras. Este papel también es el de ayudar a los estudiantes a transformarse y convertirse. Básicamente, amo la partería y la paz y la transformación que tiene para ofrecer a la humanidad.

 

​